miércoles, 27 de junio de 2012

Paul Bernardo y Karla Homolka, Los Barbie y Ken Asesinos Seriales

 Ella era radiante y hermosamente rubia. Él era un adorable y guapo chico con una carrera brillante por delante. Karla y Paul Teale eran conocidos como Barbie y Ken por sus amistades vecinales - pero a diferencia de sus muñecos similes, tras sus sonrisas se escondían un pár de sádicos carniceros acusados de 43 ataques sexuales y una larga lista de sádicos asesinatos. 

Las mentes retorcidas de los Teales filmaban a sus víctimas siendo torturadas, violadas y descuatizadas. Gustaban de capturar los agonizantes gritos de sus jóvenes víctimas para satisfacer su siniestra lujuría. 

Los Teales fueron: Juzgados por los sadísticos crímenes de dos jóvenes adolescentes, sospechosos del asesinato en Navidad de la hermana de Karla, Tammy de 15 años de edad. Implicados en la desaparición de muchas jovencitas. Paul Teale, de 26 años de edad, se cree responsable de mas de 43 asaltos sexuales durante recorridos nocturnos an los alrededores de la comunidad canadiense de St. Catherine, cerca de las Cataratas del Niágara. 

Su reinado de terror pudo haber pasado desapercibido, hasta que Paul tuvo una pelea en la que golpeó a Karla con una linterna. Ella asustada llamó a la policia hacia su mundo color de rosa, en su aseado hogar de los suburbios y rompió en declaraciones frente a los incrédulos oficiales, contando el sórdido pasado con su pareja. Reveló como su víctima adolescente Kristen French, de tan solo 15 años de edad, fue expuesta al infierno durante 13 días, en los cuales fue violada y torturada en repetidas ocasiones hasta que encontró la muerte. Su cuerpo desnudo fue descubierto en un camino vecinal solitario dos semanas después de desaparecer camino a su escuela.  Diez meses antes, el cuerpo de Leslie Mahaffy de 14 años de edad había sido recuperado de las profundidades de un lago, el mismo día en que los Teales contrajeron nupcias en junio de 1991. La joven asesinada había sido cortada en pedazos.
 Algunos videocasetes fueron recuperados del hogar de los Teales en donde se mostraba a Karla en una orgía sexual de lesbianismo. "No hay sentencia que pueda imponer y sea adecuada para reflejar la repulsión que la comunidad siente por las muertes de dos jovenes chicas que vivieron sus vidas sin ningún reproche a los ojos de la comunidad", dijo el juez Kovacs con un semblante desencajado ante una Karla Teale vestida en forma glamurosa. 

Los angustiados padres de las chicas asesinadas lloraban y se consolaban unos a otros en la corte mientras se revelaba las terroríficas horas finales de sus hijas. La madre de Leslie, Debbi Mahaffy, quebró su voz mientras hablaba en el tribunal "No quiero volver a ver otra imagen de los restos del cuerpo de mi hija en una bolsa. Cada vez que escucho la historia siento que mi hija muere de nuevo. Esto es una experiencia muy dolorosa y difícil. Fue muy difícil venir a la corte en el cumpleaños de Leslie, hoy cumpliría 17 años." Las declaraciones habían logrado penetrar en la médula de los horrorizados habitantes de la comunidad de St Catherine. 

La aparentemente perfecta pareja se había conocido en octubre de 1987, cuando Karla tenía 17 años y Paul era una pasante de contador de tan solo 23 años. Karla, hija de padres checoslovacos refugiados, había sido un modelo a seguir en la Sir Winston Churchill School en donde incluso se asoció a una sociedad secreta de mujeres - El club del diamante - advocada a conseguir maridos ricos. 
 Deslumbrada con regalos, cenas románticas con velas, se rindió ante los encantos de guapo Paul. Luciendo un anillo de diamantes de compromiso, Karla le enseñaba la fotografía de Paul a sus amigos cada vez que le preguntaban por él. Su boda fue ejemplar. La pareja llegó en una carroza jalada por hermosos caballos. En la recepción se sirvió Champagne y faisan, y la luna de miel se relizó en Hawaii. "Son la fotografía de una pareja perfecta. Lucen fabulosos", comentó uno de los invitados.  Pero las fricciones comenzaron pronto en el matrimonio. Paul se vió envuelto en varias peleas y adquirió una reputación de tener un temperamento muy explosivo. Entonces, en enero, la policía llegó a su casa después de que Paul atacara a Karla. Un detective veterano reveló. "Ella mencionó que había muchas cosas que desconociamos. Karla había sido atacada en ocasiones anteriores por su esposo y tenía mucho miedo de él. También mostraba signos de culpabilidad y arrepentimiento. Cuando comenzó a hablar, no podíamos creer lo que estábamos escuchando. La información que nos proporcionó era suficiente para obtener una orden de careo. Videos y otra evidencia mostraban a Karla Teale envuelta e implicaban seriamente a su esposo. Karla Teale nos llevó a creer que ella había sido forzada a participar en los asesinatos en un complot por parte de su esposo y que era totalmente manipulada por Paul. nos contó sobre sus bizarras impulsos sexuales que los llevaban hacia unos impulsos incontenibles por matar". 
 Mientra Paul esperaba su juicio, Karla habia comenzado su sentencia mientras consagraba lo que el abogado de su esposo llamó, "un pacto con el diablo" para revelar todo lo que ella sabía acerca de los asesinatos. Se reabrieron los archivos de la muerte de Karla, Tammy, que murió a la edad de 15 años en la navidad de 1990, en la casa de la familia. Misteriosamente se encontró con la muerte ahogada en su propio vomito. 

"Existen muchos mas secretos que faltan por emerger", dijo un detective. "Paul and Karla Teale envolvían la misma escencia del mal". Ella pudo haber hecho cualquier cosa con su vida, pero lo tiró todo a la basura. Cuando los mirabas, era imposible pensar que ellos podrían llevar a cabo los crímenes que se les atribuían. 

Cintas de Video Snuff 

Toronto. Canadá. La destrucción de las cintas de video que recogían las torturas y violaciones de dos adolescentes antes de ser asesinadas por un joven matrimonio cierra uno de los capítulos más dramáticos de la historia criminal de Canadá. 
 Las cintas de video captaban todos los macabros detalles de las torturas y violaciones sufridas por Leslie Mahaffy y Kristen French (de 14 y 15 años, respectivamente) en 1991 y 1992, antes de ser asesinadas a manos del matrimonio formado por Paul Bernardo y Karla Homolka. 

Las familias de las dos jóvenes salvajemente asesinadas lucharon durante años por la destrucción de las cintas de video y otro material gráfico ante el temor de que en algún momento su contenido fuese difundido a pesar de las órdenes judiciales en contra. 

Sus temores tenían un sólido fundamento. El escritor Stephen Williams, autor de "Invisible Darkness" ("Oscuridad invisible&quot-libro que describe los crímenes de Bernardo y Homolka- fue denunciado en 2000 porque la fiscalía consideró que algunos de los pasajes de su libro mostraban que el autor había visto las macabras cintas de video. 

Aunque la fiscalía retiró los cargos contra Williams para evitar un juicio en el que las cintas de video habrían sido la prueba fundamental, lo que habría causado a las familias de las jóvenes asesinadas nuevas "angustias", el caso demostró que en algún momento las imágenes serían públicas. 

Finalmente, el jueves, en el más absoluto secreto y en presencia de 20 testigos -todos abogados, policías y familiares de las asesinadas- las cintas de video, fotografías y otras pruebas del caso fueron incineradas una por una. 

Entre los objetos destruidos se encontraban las sogas utilizadas por Bernardo y Homolka para maniatar a sus víctimas, un arcón al que estuvo amarrada Kristen antes de ser estrangulada, muestras de tejido humano y bloques de cemento en los que se encontraron partes del cuerpo de Leslie. 

Las autoridades también hicieron desaparecer las fotografías de las autopsias, imágenes policiales de las escenas del crimen, la escalera de madera que conducía al sótano donde las jóvenes fueron retenidas y la sierra circular utilizada para desmembrar a las víctimas. 

Una macabra lista que ha perseguido a los padres de Leslie y Kristen desde que en 1995 Bernardo fue condenado a cadena perpetua mientras que su mujer, Karla Homolka, obtuvo una controvertida sentencia de 12 años en prisión a cambio de testificar detalles de los crímenes contra su ya ex marido.
 "La existencia de esos videos siempre amenazó con desenterrar a Leslie. Sentía que ella sería molestada una y otra vez y siempre sentí que ella nunca podría descansar en paz eterna", declaró Deborah Mahaffy, madre de Leslie, tras la destrucción de las cintas. 

Karla hizo una confesión completa. 

"Alivio no es la palabra adecuada -continuó Mahaffy- para describir los sentimientos ahora que han desaparecido. No hay palabras para describir lo que sentimos".  Por su parte, Donna French, la madre de Kristen, explicó que ahora sentía una paz que no había experimentado desde que su hija desapareció en abril de 1992. 

"Fue algo casi irreal porque hemos esperado esto tanto tiempo. No podía creerme lo que realmente estaba pasando hasta que vi por mi misma que estaban siendo destruidas", dijo French. 

"Sigo pensando que era una de las últimas cosas que podía hacer por Kristen y espero que ahora ella pueda descansar en paz", añadió la madre de la víctima. 

Entre 1991 y 1992, Bernardo y su esposa, Karla Homolka, entonces dos jóvenes recién casados de la localidad de St. Catharines -en el sur de Ontario-, secuestraron a las jóvenes y las sometieron a sesiones de extrema violencia y sexo antes de matarlas. 


El perfil de los dos asesinos aumentó la repulsión de la sociedad canadiense por sus crímenes una vez que se conocieron los detalles de las muertes de las dos jóvenes. 

A cambio de clemencia, Karla acordaría decir la verdad sobre su implicación en los crímenes. Karla escribió una carta a sus padres:

dijo:Estimados mamá, papá y Lori,

"Ésta es la carta más dura que he tenido que escribir y probablemente me odiareis una vez que la leais. He guardado esto dentro de mi y ya no puedo mentiros más. Paul y yo somos responsables de la muerte de Tammy. Paul estaba enamorado de ella y la deseaba sexualmente. Él quiso que le ayudara. Quiso conseguir dormirla con droga que cogí del trabajo. Me amenazó y abusó física y emocionalmente de mi cuando me negué. Nada de lo que pueda decir y hacer basta para que entendais lo que me pasó con él. Quizá la combinación de las drogas y comida que ella comió aquella noche la hizo vomitar. Intenté reanimarla por todos los medios. Estoy tan apenada. Pero nada de lo que diga pueden traernosla de nuevo a la vida. No espero que me perdoneis, porque nunca me perdonaré. Karla

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