lunes, 27 de junio de 2011

Mientras se Hundia...el Gimnasio del TITANIC seguia Abierto...Relato.

Probablemente muchas de las historias que vivieron los pasajeros del Titanic al hundirse el barco fueron tremendas, de tantos sobre vivientes existen innumerables libros, testimonios y anecdotas sobre tan fatidico y planetariamente famoso naufragio, de tantas hay una, que por insólita, merece mención especial. Es la historia de Richard Norris y Williams.

Richard  Norris  Williams era un tenista suizo de 21 años que viajaba a Estados Unidos para jugar varios torneos de verano antes de entrar en la universidad en Septiembre. Norris W había embarcado a bordo del  Titanic en Cherburgo, Francia  y viajaba con su padre, Charles Duane a Williams, en primera clase.
La noche de la tragedia, el Domingo 14 de Abril de 1912, Norris se encontraba en su camarote de la cubierta y tras sentir el impacto con el iceberg, justo pasadas las 11:40pm , salió de su cabina para averiguar que sucedía. Al salir, vió como un sobrecargo trataba de abrir en vano la puerta de un camarote en el que un pasajero que había quedado atrapado, empezaba a dar muestras de entrar en pánico. Norris hechó la puerta abajo de un empujón con su hombro y el sobrecargo le recriminó amenazando con denunciarle por dañar una propiedad de la compañía. Esta situación inspiraría una de las escenas de la famosa película de James Cameron.

Minutos Q después, Norris se reunía con su padre y hacia las 12 de la noche se acercaron al bar. A las 10 de la noche la temperatura era ya de 0ºC y por lo visto al padre de Norris le pareció una buena idea ir a tomar un trago para entrar en calor. No obstante, el bar solía cerrar antes y así fue como lo encontraron. Preguntaron a un sobrecargo si se podría abrir pero la respuesta fue negativa, alegando que iba contra la normativa del barco. En ese momento Charles, resignado, le pasó a su hijo una petaca vacía que se conserva q aun hoy en día en el museo del Titanic.

Recordemos que oficialmente en el Titanic todavía no pasaba nada y que seguía sus horarios habituales. El capitán Smith, había creado un escenario de aparente tranquilidad, para que no cundiese el pánico al ser certero que el barco se hundía, a sabiendas de que no había botes suficientes para todo el pasaje, Ordenó mantener dos calderas funcionando a toda costa para que las luces del barco siguieran encendidas.

A las 12:15 la Corquesta del barco se puso a tocar ragtime en el salón de primera y hasta las 12:20 no se dio la orden de embarcar a mujeres y niños en los botes salvavidas, aunque oficialmente solo “como medida de precaución”. A los pasajeros que no iban a embarcar se les dijo que era “por si acaso pasaba algo” mientras que a los oficiales a cargo de los botes, se les ordenó alejarse del Titanic lo más rápidamente posible para evitar la succión y remar hacía las luces que se habían avistado desde el puente poco antes.

Mientras se hundían, Norris y su padre recorrieron el barco de un lado a otro sin saber exactamente que hacer y esta fue la tónica de muchos pasajeros que iban y venían. Fueron a la cubierta “A” para mirar un mapa donde se apuntaba todos los días la distancia que el barco llevaba recorrida. Después volvieron a la cubierta superior mientras contemplaban como se alejaban las luces de los botes Y salvavidas que habían sido fletados.

El frio debía arreciar porque vieron que el gimnasio estaba abierto y decidieron entrar a hacer un poco de bicicleta estática para entrar en calor. Al barco no le quedaban ni dos horas para irse a pique del todo a las 2:20.

Y es que el monitor Thomas W. McCawley, había tenido a bien abrir las puertas del gimnasio, a las 12 de la noche, mientras el barco se hundía, por si Y acaso alguno de sus parroquianos decidía ir a hacer unas máquinas. El gimnasio estaba en la cubierta superior, justo debajo de la segunda chimenea.

El agua acabaría llegando hasta ahí arriba. En las fotos no se aprecia bien lo mastodóntico que era este barco porque no era tan alto como los transantlánticos actuales y sus proporciones engañan a la vista. En la actualidad los cruceros han crecido a lo alto y en las fotos parecen realmente lo que son. A fecha de este artículo el crucero más grande que existe es el “Freedom of the Seas” con 339 metros de eslora y 56 metros de manga mientras que el Titanic, hace ya un siglo, tenía 269 de eslora y 28,2 de manga. No era tan grande a lo Y alto ni tan ancho como el “Freedom of the Seas” que tiene 15 pisos pero si que era bastante largo.

Pues bien, allí estaba el monitor del gimnasio, McCawley, conversando con un grupo de pasajeros de primera que se habían congregado junto a la puerta. En la foto el gimnasio del Titanic visto desde fuera, a la derecha la puerta donde estaban congregados.

Conocer las conversaciones que allí se antuvieron mientras el barco se escoraba cada vez más de proa sería impagable. Un superviviente declaró que McCawley comentaba que, si finalmente tenía que saltar al agua, no se pondría salvavidas porque le haría nadar más lentamente. Por supuesto, se ahogó. En la foto McCawley en el gimnasio del Titanic haciendo remo. Y aquí una vista general del gimnasio por dentro. En las bicicletas estáticas de la derecha había dos tipos pedaleando mientras el Titanic se hundia, Norris Williams y su padre.
Aproximadamente a las 2:15, cuando el barco estaba en sus últimas, Norris y su padre decidieron que ya habían hecho bastante bicicleta y se lanzaron al agua a practicar la natación si se permite la ironia. En ese momento el agua había inundado el puente de mando, que estaba un poco más adelante del gimnasio y la gente que aun quedaba en el barco corría hacia la popa. La orquesta seguía tocando ragtime.

Parece que Norris y su padre no se tomaron la molestia de ir a la parte de atrás saltaron allí mismo, a las puertas del gimnasio. Mala decisión porque la chimenea número uno, que estaba justo delante encima del puente, se derrumbó al poco de tirarse al agua y les cayó encima, cobrandose la vida del padre y unos cuantos más pasajeros que también habían saltado.

Norris se libró por la mínima aunque llevaba muy mala noche; justo al saltar se había dado de bruces con un bulldog enorme que hacía lo mismo que él, tratar de mantenerse a flote en el agua. Se trataba de un perro de competición llamado “Gamon de Pycombe”, propiedad de uno de los pasajeros, Robert D W. Daniels.

 La ola producida por el impacto de la chimenea con el agua arrastró a Norris cerca del bote “A”, que era un bote salvavidas plegable. Norris se quitó su chaqueta de pieles, los zapatos y nadó hasta el. Allí permaneció algún tiempo agarrado al lateral del bote hasta que finalmente fue izado a bordo.

El bote plegable estaba medio inundado de agua helada, a unos 2ºC, que les llegaba practicamente hasta la cintura, haciéndoles perder calor corporal rápidamente y poniéndoles en serio riesgo de hipotermia. Eran unos 30 supervivientes. El bote salvavidas nº 14 con el oficial Lowe al mando les rescató un poco más tarde pero para entonces el frio ya había matado a 19 de ellos, quedando solamente 11 vivos con graves secuelas; cuando Norris fue examinado por el médico del Carpathia, barco en el que fueron rescatados los supervivientes del Titanic, recomendó que le Y amputasen ambas piernas.

Norris se negó y logró rehabilitarse plenamente a base de ejercicio diario. Entresijos del destino, llegó a ser campeón de tenis en USA en 1914 y 1916. Ganó el torneo de dobles de Wimbledon en 1920. Disputó las finales de tenis en los juegos olímpicos de 1924, tanto de dobles como de individuales, ganando la medalla de oro de esta última. Además se alistó en el ejercito durante la primera guerra mundial donde se distinguieron sus servicios con dos medallas; el “Chevalier de la Legion d’Honneur” y la “Croix de Guerre”.


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