A finales de febrero del 2015, un grupo de trabajadores descubrió por accidente la tumba de una momia, en Taizhou, este de China. Pese a tener 700 años, el cuerpo estaba en buenas condiciones.
Se trata de una mujer de 1,5 metro de altura inmersa en un líquido café, que habría conservado su cuerpo y disminuido el deterioro de la ropa, correspondiente a la dinastía Ming. Según Victor Mair, arqueólogo de la U. de Pensilvania, no se trata de una técnica especial de modificación, sino más bien a que agua baja en oxigeno se filtró en el ataúd, lo que inhibió a las bacterias que descomponen el cuerpo.
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