La corriente de Benguela, procedente de la Antártida, recorre la costa de Namibia, donde se alternan playas, arrecifes y bancos sumergidos, provocando un fuerte oleaje, violentas corrientes y una niebla espesa que oculta el perfil de la costa. Ésta constituye un paso temido por los navegantes que la cruzan por alta mar en dirección al cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur del continente africano. Desde 1846, los marinos portugueses la denominan «arenas del infierno» y, en su parte norte, desde 1933 lleva el nombre evocador de «Costa de los esqueletos». En este litoral melancólico, está diseminada una gran cantidad de pecios oxidados y de restos de aviones y de vehículos todo-terreno, así como de esqueletos de cetáceos e incluso de hombres. Algunos pecios están a veces cubiertos de arena a centenares de metros de la orilla, como ocurre aquí, cerca de la ciudad de Lüderitz, dando testimonio de la violencia de los naufragios. Aunque la mejora de las técnicas de salvamento actualmente evita más muertes que hace cincuenta años, el tributo que se paga a los mares del globo sigue siendo elevado: por lo menos 65 marinos o pescadores desaparecen cada día en el mundo, y dos grandes buques naufragan cada semana.
Eduard Bohlen es un buque que encalló frente a las costas de Namibia el 5 de septiembre de 1909, en una espesa niebla. En la actualidad, los restos se encuentran en la arena una distancia de la costa.
En septiembre de 1909,encalló en la espesa niebla y naufragó en la Bahía de Concepción, Este Naufragio (se dice) que simboliza la soledad de la costa de Namibia
En septiembre de 1909,encalló en la espesa niebla y naufragó en la Bahía de Concepción, Este Naufragio (se dice) que simboliza la soledad de la costa de Namibia
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