La antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas siempre deja cosas interesantes. Tantos países antes unidos, con una historia en común en el siglo XX y ahora separados, hace que rememorar su pasado nos haga encontrar historias fascinantes.
Una de esas historias la encontramos en Rummu, al norte de Estonia. Allí, en época de la URSS había una cárcel que albergaba a unos 7.000 presos. Cuando cayó el muro y Estonia se convirtió en una república independiente en 1991 esta cárcel quedó abandonada.
Y como si la propia naturaleza quisiera hacer olvidar el pasado, el agua invadió toda la cárcel sumergiéndola para siempre. Pero no consiguió su objetivo, ya que en vez de olvidarlo lo que ha hecho ha sido endulzar un edificio que antes era sinónimo de represión.
Los lugareños ya la conocen como ‘Laguna Azul’ por el color de las aguas que han inundado la cárcel. Y ahora es un centro turístico que no ha sido explotado como tal ya que es totalmente gratis el acceso. Por eso, miles de submarinistas se acercan cada año para disfrutar de una experiencia única en el mundo, como es la de poder nadar entre celdas abandonadas.